La pequeña ciudad de
Martigny, a orillas del Ródano, en el
Valais, es un nudo de comunicaciones en las rutas por los puertos del
Simplon, el
Gran San Bernardo y el
Forclaz. El
'Mont Blanc Express' nos deja en hora y media en Chamonix y El
'Sankt Bernhard Express' nos permite llegar a
Orsières, desde donde se puede continuar en autobús, por un impresionante paisaje alpino, hasta el refugio del Gran San Bernardo.
Situada entre viñedos y frutales, es conocida tanto por su patrimonio histórico-cultural como por su ambiente meridional y su excelente gastronomía, algo de lo que han disfrutado en el pasado personajes como Rousseau, Goethe, Stendhal o Liszt.
Martigny, con una historia de casi dos mil años, ya estuvo habitada por tribus celtas y por los romanos que dejaron en herencia un anfiteatro, hoy restaurado, baños termales, templos y residencias. Más tarde, fue primera sede obispal de
Suiza y hoy impresiona a los visitantes con sus barrios históricos, La Bâtiaz y Vieux-Bourg, repletos de bellísimos edificios.
Sin duda, uno de los principales atractivos de la ciudad es la
Fundación Pierre Gianadda que no sólo acoge un museo galo-romano sino también un interesantísmo museo de automóviles y, dos veces por año, excelentes exposiciones dedicadas a artistas de renombre mundial. El precioso edificio está construido alrededor de las ruinas de un antiguo templo romano y en él también se celebran conciertos.