
Allí, Wagner terminó Los Maestros Cantores, trabajó en el Sigfrido de la tetralogía y compuso El Idilio de Sigfrido, un poema sinfónico para una reducida agrupación instrumental, trece músicos, que fue el regalo con el que la mañana de Navidad de 1870 obsequió a su amada Cósima y que se interpretó, dirigido por el propio Wagner, en las escaleras de la Villa; por eso es también conocido como 'la obra de la escalera'.
En la actualidad, Villa Tribschen es un museo dedicado al compositor.
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