
El Löwendenkmal de Lucerna es la estatua de un león moribundo con una realista cara de dolor. Fue tallada en roca en 1821 por el escultor danés Bertel Thorvaldsen y rinde homenaje al regimiento de soldados suizos muertos de forma heróica en las Tullerias de París, mientras defendían al rey Luis XVI, a Maria Antonieta y a sus hijos durante la Revolución Francesa. El escritor norteamericano Mark Twain la describió como el trozo de piedra más triste y conmovedor del mundo.
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