
Su carrera de cocinero fue espectacular y logró alcanzar las cotizadas tres estrellas Michelín y un 19,5 en la calificación de la Gault-Millau en la que la nota máxima es un 20. Girardet es el creador de lo que él mismo llamó la cocina espontánea y cuenta con un amplio abanico de creaciones gastronómicas como el soufflé aux fruits de la passion, la cassolette de truffes aux cardons o l'aile de volaille au coulis de poireau et à la truffe.
Pues bien, ya retirado, el cocinero suizo, condecorado con la Legión de Honor francesa, ha hecho unas declaraciones al periódico Le Monde que a buen seguro van a levantar ampollas: 'hay que acabar con las comidas que no son más que una sucesión de tapas (amuse-gueule) donde nada es identificable, ni la textura, ni el frescor, ni el sabor original del producto'.
Y no le falta razón.
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