Hans Castorp experimentaba dentro de su pecho civilizado, simpatia hacia los elementos (...) Si no se sentía en seguridad allá arriba, en la grandiosidad y el silencio de muerte de este paisaje - y ese hijo de la civilización no se sentía en su elemento - su espíritu y sus sentidos habían ya trabado conocimiento con lo enorme y con lo extraño (...) y si se podía hablar de una enorme simpatía de Hans Castorp hacia el enorme salvajismo del invierno, es porque experimentaba, a pesar de su piadoso terror, que ese paisaje era la decoración más conveniente para madurar los complejos de sus pensamientos (...) pensamientos que concernían al estado y a la posición del 'Homo Dei'.
Thomas Mann
La Montaña Mágica
Thomas Mann
La Montaña Mágica
2 comentarios:
Jo, si vieras cómo estoy disfrutando con Mann y esa montañita... Gracias por el chivatazo.
Besos.
Es una de mis pasiones confesables, Sir.
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