Nunca se nacionalizó suizo pero en los últimos años de su vida, siempre que tuvo ocasión, manifestó su cariño al país que lo acogió. Donó su archivo personal a la Biblioteca Central de Zürich, la ciudad en la que está enterrado al lado de la tumba del escritor irlandés, James Joyce. Desde el año 2002 es posible consultar el material de trabajo del escritor. La correspondencia privada y sus diarios serán accesibles a partir del año 2024, cuando se cumplan treinta años de su muerte.
'Aprender otra vez a hablar. A los cincuenta y siete años aprender no un idioma nuevo, sino aprender de nuevo a hablar. Tirar por la borda los prejuicios, aunque al final no nos quede nada. Leer otra vez los grandes libros, no importa si los leímos o nunca los leímos. Escuchar a la gente sin dar consejos, sobre todo a la que nada tiene que enseñarnos. No reconocer jamás a la angustia como un medio para la realización. Combatir a la muerte sin proclamar el combate. En una palabra: valor y justicia'.
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