Según datos del Departamento Federal de Finanzas de la Confederación Helvética, el sector financiero es uno de los principales pilares de la economía suiza, hasta el punto de que en él radica el 6% del total de empleos de todo el país y representa más de un 10 % del PIB.
Gran parte de la fortaleza del sector tiene su causa en el secreto bancario, un principio que ha sido puesto en entredicho por la OCDE pero también por los Estados Unidos que ha presionado para que UBS y la Autoridad de Supervisión de los Mercados Financieros de Suiza (FINMA) entregaran a los tribunales estadounidenses el nombre de los clientes del banco acusados de defraudar al fisco norteamericano.
El secreto bancario, conforme a la actual legislación suiza, no se levanta por la evasión de impuestos. Las únicas excepciones a esta norma están relacionadas con delitos graves como el contrabando de armas o el tráfico de drogas y hasta ahora, el banquero que fuera de los escasos casos supuestos previstos en la ley, revelaba información sin el consentimiento del cliente, se arriesgaba a pasar varios meses en prisión, a fuertes multas y a indemnizar al cliente.
Pero el pasado 18 de febrero, y como consecuencia de la investigación abierta en los tribunales americanos, las autoridades helvéticas anunciaron un acuerdo con el gobierno de EEUU que incluía una multa de 1.000 millones de francos suizos y la revelación del nombre de un grupo de clientes. El asunto, lejos de quedar zanjado, ha continuado con una nueva demanda ante los tribunales de los Estados Unidos que ha provocado que éstos exijan a UBS revelar al fisco norteamericano la identidad de 52.000 clientes titulares de cuentas secretas.
Estos hechos han provocado gran inquietud tanto en el sector financiero como en el gobierno suizo porque la quiebra del secreto bancario es muy probable que acarree grandes pérdidas en el sector y en la economía suiza. No obstante, el gobierno se ha visto obligado a asumir los principios que, en esta materia, exige la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), lo que significa eliminar la distinción entre evasión y fraude fiscal que Suiza había mantenido hasta la fecha.
Sin embargo, el gobierno suizo se ha apresurado a aclarar que esta decisión no implica la anulación del secreto bancario, que los cambios solamente se aplicarán a los clientes que no residan en Suiza y que, en cualquier caso, sólo se intercambiarán datos con otros gobiernos en respuesta a peticiones concretas y bien fundamentadas.
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2 comentarios:
Este pueblo, sin secreto bancario, sería como Londres sin el Big Ben, se inventarán algo para que no desaparezca.
Seguro, pero se lo están poniendo complicado.
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