Hace poco llegó a mis manos un manuscrito inglés redactado por un joven erudito de la Universidad de Harvard. Se titula 'El héroe buscador. El mito como símbolo universal en las obras de Thomas Mann', y su lectura no me ha refrescado menos el recuerdo y la conciencia de mí mismo. El autor sitúa a 'La Montaña Mágica' y a su simple héroe en una gran tradición no sólo alemana, sino universal: los incluye en un tipo de género que denomina 'The Quester Legend' y que se remonta a las primeras obras escritas de los pueblos. Su forma alemana más conocida es el Fausto de Goethe.
Hans Castorp sería otro héroe buscador, según explica el autor de este análisis, ¿y acaso con razón? El buscador del Grial, sobre todo Perceval, es descrito al principio de sus aventuras como un idiota, un completo idiota, un cándido. Estos epítetos equivalen a la 'sencillez', simplicidad y ausencia de amaneramiento que se atribuyen constantemente al héroe de mi novela, como si cierta tradición me hubiera obligado a persistir en este rasgo.
En una palabra, 'La Montaña Mágica' sería una variante del templo iniciático, sede de una peligrosa investigación que persigue el misterio de la vida, y Hans Castorp, el 'viajero que se ilustra', cuenta con harto distinguidos predecesores mítico-caballerescos: es el típico, el más curioso neófito que abraza voluntariamente, demasiado, la enfermedad y la muerte, porque ya su primer contacto con ellos le proporciona la promesa de una comprensión extraordinaria, de increíbles aventuras, naturalmente unidas a un riesgo equiparable.
Thomas Mann
(De una conferencia dictada a los estudiantes de la Universidad de Princeton, USA, el 10 de mayo de 1939)
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lunes, enero 19
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5 comentarios:
Suelo leer su blog...Las anotaciones sobre Thomas son muy interesantes...
Saludos.
Muchas gracias, en esta ocasión es el propio Mann el que habla de su más famosa novela en la Universidad de Princeton (USA).
No hay de que. Ya estaba al tanto. De hecho he leido algún otro fragmento de esa conferencia en tu blog.
El pasado verano hice un viaje por centroeuropa incluyendo unos días en Suiza. Desde luego que no me perdí las tumbas de Borges y de Thomas Mann, entre otra cosas claro.
Descubrí tu blog (permite que te tutee) después del viaje, y te diré que me parece muy interesante.
Lógicamente, a cada uno le interesan unas cosas más que otras, pero suele visitarlo con mucho interés.
Saludos.
Yo, sin embargo, nunca he visitado la tumba de Mann aunque si la de Borges.
¿Qué es lo que más te gustó de Suiza?
Un saludo, y otra vez, muchas gracias.
De Suiza, como suele ocurrir, me gustaron mucho los paisajes en general y los Alpes. Me llamó la atención esos cambios de idioma en apenas unos kilómetros.
De las ciudades, me gustaron más Berna o Lucerna que Ginebra o Laussana. Tampoco lo he recorrido entero.
Personalmente me fascinó descubrir el último escondite de Thomas Mann...Kilchberg, ese pueblo que huele a chocolate.
También personalmente, me encandiló el cruce de la frontera alemana por un pequeño puente sobre Rin, creo que en Rheinau.
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