... la crítica de la terapia practicada en los sanatorios no es más que la fachada, una de las fachadas, del libro, cuya esencia es más bien lo oculto. El doctoral aviso sobre los peligros morales que entraña la cura de reposo y todo aquel siniestro ambiente queda en realidad a cargo del señor Settembrini, ese parlanchín racionalista y humanista que no pasa de ser un personaje más, un personaje humorístico que despierta simpatías, aunque a veces también sea portavoz del autor, aunque no el propio autor.
Lo que aprende [Hans Castorp] es que la salud más perfecta se adquiere mediante las profundas experiencias de la enfermedad y la muerte, del mismo modo como el conocimiento del pecado constituye una condición previa para la redención. 'Para vivir', dice en una ocasión Hans Castorp a Madame Chauchat, 'para vivir hay dos caminos: uno es el común, el directo y correcto. El otro es tremendo, conduce a través de la muerte y es el camino genial'. Esta concepción de la enfermedad y la muerte como estación de paso necesaria en el camino hacia el conocimiento, la salud y la vida, convierte a La Montaña Mágica en una novela de iniciación.
Thomas Mann
(De una conferencia dictada a los estudiantes de la Universidad de Princeton (USA) el 10 de mayo de 1939)
Lo que aprende [Hans Castorp] es que la salud más perfecta se adquiere mediante las profundas experiencias de la enfermedad y la muerte, del mismo modo como el conocimiento del pecado constituye una condición previa para la redención. 'Para vivir', dice en una ocasión Hans Castorp a Madame Chauchat, 'para vivir hay dos caminos: uno es el común, el directo y correcto. El otro es tremendo, conduce a través de la muerte y es el camino genial'. Esta concepción de la enfermedad y la muerte como estación de paso necesaria en el camino hacia el conocimiento, la salud y la vida, convierte a La Montaña Mágica en una novela de iniciación.
Thomas Mann
(De una conferencia dictada a los estudiantes de la Universidad de Princeton (USA) el 10 de mayo de 1939)
4 comentarios:
¿Sigues dándole vueltas al puñetero libro? Tienes que tenerlo ya machacado.
Tengo otro, Elena. Una nueva traducción que salió hace cuatro o cinco años, no me acuerdo ya, pero le sigo teniendo mucho cariño a la que tu recuerdas. Y el que sigue en sitio preferente es la preciosa edición en alemán que me traje de Heidelberg.
Y para ser precisos, lo de hoy no es del libro, es del autor del libro. Un beso.
Hay una cosa que me tiene mosca pero seguro que hay una razón: Con el vicio que tienes ¿Cómo no hay ni una entrada dedicada a los relojes?
Pus verás, Elena, ya sabes que tengo mis manías, mis ritos y mis tiempos. Y de relojes hablaré, puedes estar segura. Cuando toque.
Un beso. ;-))
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