
Durante el fin de semana más próximo a la noche de la victoria, los ginebrinos, vestidos a la manera de la época, evocan la heroica defensa de la ciudad llevando antorchas en un gran desfile nocturno y reparten marmitas de caldo por el casco antiguo de la ciudad porque la tradición relata que, durante el cerco de la ciudad, la Mère Royaume estaba cocinando un caldo de verdura y cuando se enteró del asedio, arrojó la sopa hirviendo a un soldado enemigo que intentaba entrar en la ciudad escalando la muralla de la ciudad con una escalera de mano.
Otra costumbre consiste en romper una marmita de chocolate, rellena de figuritas de mazapán y decorada con el escudo de la ciudad, por el más joven y el más anciano de cada familia. En el momento que se parte, se pronuncia esta frase: 'que los enemigos de la ciudad sean vencidos de la misma manera'.
La fiesta no puede terminar sin entonar el 'Cé qué l'aino', una canción en pâtois ginebrino, convertida en un himno patriótico
No hay comentarios:
Publicar un comentario