BOULEVARD DES PHILOSOPHES
¡Qué manera de dilapidar el tiempo! Siempre encerrados
en la palabra, sosteniendo un edificio de ruinas
y equívocos. No soportáis el olvido y alzáis la voz,
irreverentes, cáusticos, en medio de las aulas
o en los mercadillos de la gloria. Truenos sois
que resonáis en el desierto o ante los ridículos
tenderetes de los maestros callejeros.
Andáis tras el trágico elixir de la sabiduría
y no sabéis que la Vita Vulgaris es un arte difícil
de practicar.
en la palabra, sosteniendo un edificio de ruinas
y equívocos. No soportáis el olvido y alzáis la voz,
irreverentes, cáusticos, en medio de las aulas
o en los mercadillos de la gloria. Truenos sois
que resonáis en el desierto o ante los ridículos
tenderetes de los maestros callejeros.
Andáis tras el trágico elixir de la sabiduría
y no sabéis que la Vita Vulgaris es un arte difícil
de practicar.
Unas veces ebrios y otras sobrios, vais siempre
urdiendo la trampa de la razón con hilos de niebla
y fuego. Camináis sobre el filo de la navaja,
entre el suicidio y la lucidez, entre el volcán
la lengua de hielo. Hombres, después de todo,
vulgares transeúntes de eso que aún no habéis
podido definir: la vida.
Manuel Jurado López
2 comentarios:
¡Que terriblemente ciertas son las tres últimas líneas!. Aunque más allá de definiciones...creo que sí que le damos contenido con nuestros pasos de transeúntes.
Un abrazo.
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