Suiza, durante la guerra del 14, se convirtió en un centro de refugiados de toda Europa. Entre los artistas, allí se reunieron los disidentes del expresionismo alemán, el futurismo italiano o el cubismo francés.
En 1916, en Zürich, un grupo de artistas instalaron en una cervecería un pequeño cabaret, al que bautizaron como 'Cabaret Voltaire'. En él, el filósofo Hugo Ball, el poeta Tristan Tzara, el pintor Marcel Janco, y el pintor alsaciano Hans Arp editaron una revista que se llamó DADA y organizaron infinidad de actividades culturales. En muy poco tiempo, los espectáculos del cabaret fueron famosos en toda Suiza y más tarde en el mundo entero.
En 1917, el pintor Francis Picabia, refugiado también en Suiza, entró en contacto con Tzara y los dos eleboraron el Manifiesto Dada de 1918, posiblemente el documento más importante del movimiento dadaísta de Zürich. Tras el fin de la guerra, el dadaismo cautivó a los artistas vanguardistas de París y con la diáspora de los refugiados, Zürich perdió el protagonismo inicial del movimiento artístico.
Con el paso de los años, el 'Cabaret Voltaire' fue un restaurante barato frecuentado por gentes de dudosa reputación; en los años treinta lo decoraron como una casa de campo suiza; en los sesenta fue una discoteca de mala ralea, y en las décadas de los setenta y los ochenta, un conocido bar gay con fama de guarro.
Fuée entonces cuando una banca suiza compró el edificio para hacer apartamentos de lujo, en 2002 fue abordado por okupas que pintaron los muros con alusiones dadaístas muy mediocres, pero llenas de memoria, en una acción que atrajo la atención sobre el lugar. Expulsados los okupas, desde el año pasado es un museo dadaísta, la DaDa-Haus, gracias a la asociación del ayuntamiento de Zürich y la casa de relojes Swatch.
Está en el número 1 de la Spiegelgasse.
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