Aloïse Corbaz, nació en Lausanne en 1896, en el seno de una familia bastante desarticulada, como se dice ahora. Cursó los estudios básicos y se puso a trabajar de costurera mientras recibía lecciones de canto ya que su sueño era ser cantante de ópera, algo que nunca logró. A principios del siglo XX se trasladó a Postdam, en Alemania, para trabajar en la residencia del kaiser Guillermo II, del que se enamoró de forma ilusoria y platónica.Regresó a Suiza al comienzo de la I Guerra Mundial y después de diagnosticarle esquizofrenia, fue ingresada en el hospital psiquiátrico de Cery-sur-Lausanne y más tarde en el sanatorio de La Rosière, en Gimel-sur-Morges, un establecimiento especializado en enfermos mentales crónicos en el que residió hasta su muerte. Ése fue el inicio de su carrera artística en la que los amantes y su pasión por la ópera tienen un papel fundamental.
Aloïse puede encuadrarse dentro del movimiento conocido como art brut y tuvieron que pasar muchos años para que fuese reconocida artísticamente. Un año antes de morir, en 1964, fue la invitada de honor de la exposición Escultura y Pintura Suiza, celebrada en el Palais de Rumine de su ciudad natal, y a partir de ese momento le llegó el reconocimiento internacional.


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