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sábado, enero 21

Artesanos de sonidos

La empresa fabricante de órganos Mathis Orgelbau, A.G. de Näfels fue fundada en 1960 por Manfred Mathis y se ha ha ganado una estupenda reputación por su vuelta a los valores tradicionales en el arte de fabricar órganos mecánicos, cajas cerradas, disposición lógica de los tubos y medición precisa de la presión del viento.

En su fabricación, totalmente artesanal, sólo se utilizan maderas macizas que se han secado de manera natural durante un período de cuatro a doce años, tiempo indispensable para conseguir un órgano de alta calidad. Cada año se procesan alrededor de 150 metros cúbicos de madera maciza, principalmente alerce y roble, además de 6 toneladas de estaño y plomo, así como otras materias primas, entre las que se encuentran cuero, hierro, acero y latón.

Las cajas se fabrican teniendo en consideración el lugar de destino, cuyas características acústicas determinan el acabado final del órgano. Otra cuestión de vital importancia es la armonización. En Mathis se esfuerzan en conseguir una imagen tonal sonora, rica en sobretonos, que permita una graduación de registros que sea convincente en los solos, colorista y dinámica, sin una pizca de discordancia ni de estridencia.

Mathis tiene clientes en todo el mundo y también se dedica a la restauración de órganos antiguos. Sus instrumentos son muy apreciados por los organistas profesionales y su lista de encargos asegura el trabajo de sus veinte trabajadores artesanos para varios años.

Uno de sus últimos trabajos ha sido para la Capilla Sixtina del Vaticano. Por encargo del Principado de Liechtenstein, que lo regaló a Juan Pablo II, fabricaron un órgano móvil de 3 toneladas y media de peso, 787 tubos y 14 registros, en dos teclados que costó 640.000 francos suízos.

La Sixtina tiene un volumen de 10.000 metros cúbicos que necesitaría un instrumento más grande para llenar el recinto con la fuerza indispensable, pero el instrumento diseñado para la capilla se adapta al estilo musical de su actividad: versículos entre los cantos, preludios y postludios. Por eso su sonoridad no es fuerte, sino liviana y cantable, ha afirmado Manfred Mathis. El maestro de capilla ha dicho de él que es luminoso como los colores de los frescos de Michelangelo

1 comentario:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

Desde el 06/11/06...

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